Homenaje: Maria Helena Rivillas

¡Amor con amor se paga!. Qué bonita esta frase para comenzar a asumir la partida de un ser que dejo huella imborrable con su historia. Una persona que tuvo respeto y valor, para asumir la vida. El sentimiento que hoy compartimos está vivo, porque despedimos provisionalmente a María Elena ya que contamos con la promesa de Dios que nos dice en su palabra: Hebreos 9:27 y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.

Aceptar la muerte no es fácil, a pesar de saber que forma parte de la vida. Pero comprendiendo el amor de Dios, vemos que la partida siempre tiene un verdadero sentido, pues nos asiste el reino de Dios. Solo hay un protector que gobierna la vida de quien se la encomienda en sus manos; fue Dios quien siempre la ayudó, ya que María Elena fue una buena administradora del amor en su vida y por eso nos cuesta mucho más su desprendimiento terrenal.

Quiero compartir esta oración a Dios como alabanza en esta despedida, porque Él siempre escucha nuestros ruegos.

VEN AMADO JESÚS

Ven amado Jesús e invade este aposento con tu ungir; calma nuestro abatimiento, escucha nuestro ruego y dale protección a la familia, en esta realidad; ven y descánsanos de esta prueba dolorosa; dadnos consuelo, fortaleza y alegría, porque su espíritu ahora está junto a ti, reposando del martirio físico y gozando de una santa paz, que solo tu Espíritu Santo hace sentir.

Es admirable Señor ver como la llevaste a recorrer este camino de sufrimiento, con humildad y sencillez espiritual, dejándonos estupefactos su sosiego y optimismo ejemplar; tu amparo y gracia siempre la arropó y en ti se alegró sin queja ni lamento, confiada plenamente de lo que significaría el más allá.

El latido de su corazón recibió tu llamado amoroso y ella no pudo resistir la dicha de estar entre los fulgores de tu luz Divina, eterna y perpetua. Un remanso la llevo lentamente a apagar su antorcha, porque ese sentir de tu Divinidad era tan inigualable, que no deseaba lidiar con la vida terrenal.

Gota a gota sus labios se humedecieron de un manantial que le sabría a las mieles de tu dulcísimo amor y ese fue el que le hizo inhalar en un solo suspiro tu esencia fogosa, para seguir viva toda una eternidad.

Dichoso es el reino tuyo Señor y tu bondad, que en la debilidad levantas del dolor a quien confía en ti, y no desprecia lo sagrado. Tu amor nunca se esconde porque palpitas como Dios viviente en el día y en la noche y permaneces velando el dolor humano; por eso ella sí que supo vivir. Ven y toca también esta pena que nos deja su partida; calma la tristeza que nos hunde y úngenos de tu amor también, que estamos tristes cuando deberíamos estar dichosos, porque en el silencio de su alma, ya conoce tu luz.

Ven amado Señor, que necesitamos de tu compañía; requerimos descansar de esta prueba de tan largo viaje, para comprender cuánto vale el toque de tu amor. Hoy quiero agradecerte la extensión del tiempo, mientras fuimos recorriendo cada mañana la esperanza de un nuevo amanecer; días prolongados solo por tu voluntad, pues conocías nuestros deseos más profundos, amor con amor se paga. Gracias Señor. Amen

Consuelo

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Maria Helena, el ejemplo de tenacidad y fortaleza, de amabilidad y presteza. Que disfrutes de tu nueva vida!

OR

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